El titular no resulta claro, pero no sabía cómo expresarlo.
Me refiero a dos tiempos literalmente, a dos momentos diferentes en dos días distintos.
Nuestro cerebro es muy tramposo. Empezando por la realidad que vemos, que no es sino un artefacto o un constructo recreado por nuestro cerebro.
Pero la realidad no sabemos cómo es ni lo sabremos nunca porque nuestro cerebro se interpone e interpreta lo que no “ve”, rellena los huecos.
Todos estamos acostumbrados a ver de vez en cuando ilusiones ópticas y trucos visuales que engañan a nuestro cerebro.
La realidad es una ilusión, lo que nuestro cerebro nos transmite es una aproximación a la realidad, y cada uno de nosotros somos únicos, así que lo que cada uno interpreta como realidad es único.
Todo esto viene a que nuestro cerebro se acostumbra, se adapta a las circunstancias.
Cuando editamos un audio para detectar sus imperfecciones y mejorar su sonido llega un momento en el que nuestro cerebro nos engaña y nos oculta parte de esas imperfecciones.
Reinterpreta para nosotros el sonido y elimina lo que no aporta información, esas partes que precisamente queremos detectar para eliminar de la realidad.
Pero la realidad que construye nuestro cerebro ya las ha eliminado tras unas cuantas audiciones de la grabación en cuestión.
Por este motivo necesitamos parar, y dejar pasar una noche para retomar un archivo de audio y repasar de nuevo su sonido, sin que nuestro cerebro se haya adaptado todavía a sus imperfecciones y nos las oculte.
Por este motivo yo siempre hago una edición preliminar de un audio el mismo día de su grabación haciendo los ajustes iniciales y después dejo descansar a mis oídos.
Al día siguiente retomo el audio y comparo rápidamente la grabación original con la primera edición por si hubiera que corregirla.
No me entretengo mucho en esto, no escucho más de una o dos veces un breve fragmento del audio para no dar tiempo a mi cerebro a que me engañe.
Y hago una segunda edición fina a partir de la primera.
¿Suena maniático o perfeccionista? Tal vez.
Pero de esta manera mi cerebro se convence de que he hecho el mejor trabajo posible.
Si te ha gustado este contenido apúntate al correo en esta misma página para no perderte nada.
Ignacio de Miguel
Agencia Pódcast