Pódcast HistorHilando T1E5 Historia del lápiz, alta tecnología

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Hoy os voy a contar la historia de un objeto cotidiano, de una utilidad sin precedentes.

Este objeto ha permitido la existencia de los mejores artistas de todos los tiempos, en todos los ámbitos de la cultura.

Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Microsoft) o Sergey Brin (el de Google), han potenciado su uso por parte de sus hijos.

Es tan sencillo que los niños pequeños pronto aprenden a usarlo, y les encanta. Y los adultos… bueno, el fundador de Agencia Pódcast tiene una docena en su mesa de trabajo… eso no sé si ya es demasiado… en fin, él lo llama «alta tecnología».

Estoy hablando del lápiz. Espera, espera, no te vayas, ¿sabes cuándo se inventó?, ¿cómo eran los primeros lápices? ¿sabes a qué corresponde la numeración de los lápices? ¿y cuándo se inventó el primer lápiz de color?

Pues ahora mismo te lo cuento todo.

A mediados del siglo XVI  el pintor y grabador alemán Alberto Durero  utilizó una barrita de plomo con una aleación de estaño llamada punta de plata, cuya marca se borraba con miga de pan.

Esto era lo más parecido al concepto de lapiz, aunque no tenía nada que ver en realidad.

En 1564 se descubrió el grafito en Cumberland, Inglaterra, de forma casual en las raíces del tronco de un árbol tronchado por una tormeta, al menos eso cuenta la leyenda.

Al principio fue llamado plomo negro hasta el siglo XVIII  (18),

cuando el químico sueco C.W. Scheele demostró que no contenía plomo, si no que se trataba de una forma cristalina del carbono.

El nombre de grafito le fue dado por el mineralogista alemán Abraham Werner en 1789, en referencia al término griego graphein (escritura).

¡Ah, pero en inglés se sigue llamando «lead» que es la traducción de «plomo», no se han actualizado…

Bien, sigo con el carbono. El carbono tiene varias maneras de presentarse: hollín, carbón, grafito… y diamante.

Si tienes la edad suficiente o eres un fan incondicional de superman, sabrás que en los comics este superhéroe convierte el carbón en diamante. Esta escena se publicó en 1947, y fue llevada al cine en la película de superman de 1983.

Bueno, que me desvío del tema, voy a seguir con la historia del lápiz.

Los pastores empezaron a utilizar el grafito para marcar las ovejas y en Londres se vendía en los mercados como «piedras de marcar».

Como manchaba mucho, comenzaron a idear formas de evitarlo, y lo primero fue enrollar una cuerda alrededor del grafito. Según se gastaba el grafito, iban desenrollando la cuerda.

Más adelante se utilizó la madera para rodear el grafito y no mancharse.

Para el año 1660, un siglo después del descubrimiento del grafito, se instalaron en Alemania las primeras fábricas de estos lápices primitivos.

Y atención ahora, porque van a empezar a salir nombres conocidos en el mundo del lápiz.

Un par de años más tarde, en 1662,  un tal Friedrich Staedtler y otros artesanos de la ciudad alemana de Núremberg, comenzaron a pulverizar el grafito y a mezclarlo con azufre y antimonio.

A pesar de ser un pionero, las regulaciones locales le impidieron constituirse como empresa hasta 1835, pero hoy en día, Staedtler es uno de las marcas con mayor reputación en el sector.

En 1750 Kaspar Faber, artesano carpintero, mezcló también el grafito con polvo de azufre, antimonio y resinas, y triunfó con sus lápices.

En 1760, Simonio y Lyndiana Bernacotti, un matrimonio italiano, crearon el lápiz de madera. Perforaban un cilindro de enebro e insertaban en su interior la mina de grafito.

Un año después en 1761 Faber se constituyó como empresa, por lo que se le considera el primer fabricante de la historia del lápiz.

¿Entonces a quién le atribuimos la invención del lápiz como lo conocemos hoy en día? Pues a ninguno de estos personajes, ni a  Staedtler, ni a Faber, ni al matrimonio italiano.

En 1790 el austriaco Josef Hardtmuth creó una mezcla de grafito y arcilla, que horneada convenientemente lograba una mina como la de hoy en día.

Y en 1795 el ingeniero francés Jacques-Nicolás Conté llegó a la misma conclusión de manera independiente. Ellos son los inventores oficiales del lápiz.

«Conté» te sonará porque es una de las marcas más populares actualmente en el sector de los lápices.

Para mediados del siglo XVIII (18) el lápiz se popularizó en Estados Unidos,

bueno, antes incluso de que se constituyera el país como tal. Allí la marca Dixon es una de las principales referencias.

En Europa el liderazgo lo marcó Faber. En la sexta generación familiar, la única heredera se casó y la fábrica pasó a llamarse Faber-Castell que es como perdura hoy en día, aún en manos de la familia.

Por cierto, Faber es la empresa registrada más antigua de Estados Unidos que aún perdura (fue la cuarta en registrase originalmente).

Sabrás que los lápices se clasifican según su dureza, y estamos acostumbrados a utilizar lápices de dureza HB (son los más comunes en España), y están disponibles durezas mayores nombradas como F, H, 2H y hasta 9H. Si queremos un lápiz más blando, tenemos el B, 2B y hasta el 7B. En total la clasificación tiene 18 durezas aunque hay fabricantes especializados que ofrecen 20 tipos distintos.

Lo que caracteriza la dureza del lápiz es la cantidad de grafito que contiene con respecto a la cantidad de arcilla. Cuanto más grafito, obtenemos un lápiz más blando.

Hay una curiosidad alrededor de los lápices, y es su color exterior. En Estados Unidos son mayoritariamente de color amarillo, siguiendo con la pauta del fabricante Hardtmuth (uno de los considerados inventores del lápiz moderno) cuya marca comercial es Koh-I-noor.

Staetdler también comenzó a comercializarlos de color amarillo en su exterior, pero después para diferenciarse le añadió franjas negras. En Reino Unido se lleva más el color verde de los Faber-Castell.

En cualquier caso, su aspecto exterior no indica nada sobre su calidad, dureza o cualquier otra característica.

Y hablando de colores. El primer lápiz de color apareció a finales del siglo XIX principios del XX. Según quien te cuente la historia, lo inventó Staedtler o Faber-Castell.

Obviamente por el color, su composición no contiene grafito, sino aceites, resinas y pigmentos en combinaciones variables… y probablemente secretas.

Si no eres de lápiz y prefieres el portaminas o lápiz mecánico, te diré con lo inventó el japonés Tokuji Hayakawa en 1915, pero eso, es para otra historia de HISTORHILANDO.

Hasta el próximo episodio.